EMOCIONES ¿VERDADERAS? Mirar lo que no se ve...






EMOCIONES VERDADERAS 
Sin duda, pueden existir emociones verdaderas aunque partan de circunstancias dudosas o aunque, dentro de los errores, aparezcan con frescura por darse vida a sí mismas ajenas a aquello en lo que se convirtió lo que las genera. Veamos este breve relato. 

…”Cuentan que, en China, un hombre ya anciano decidió regresar al lugar donde había nacido y del que salió siendo muy joven. En el camino se unió a un grupo de viajeros que seguían la misma ruta y les explicó su deseo de volver a la tierra que lo vio nacer. 
Después de varias monótonas jornadas, aquellos hombres decidieron divertirse a costa del viejo. 

-Mira, anciano, estamos llegando a la tierra de tus antepasados, esas montañas que vemos las contemplaron tus ojos cuando eras niño. 
El viejo, a pesar de no recordar nada, se sintió dichoso de ver aquellas cumbres Horas después llegaron a unas casas en ruinas. 

-Mira, anciano, seguro que entre estas piedras jugaste en tu infancia. 
El viejo, al ver aquel pueblo abandonado, no pudo dejar de emocionarse. 
Al rato, llegaron a un olvidado cementerio. 

-Mira esas tumbas -le dijeron, continuando la broma-. Aquí con seguridad están enterrados tus padres, y los padres de tus padres. 
Al oír estas palabras, el anciano no pudo contener la emoción, y estalló en lágrimas. Arrodillado frente a aquellas tumbas, a aquel viejo le venían a la memoria mil y un recuerdos de su niñez, le inundaban el corazón viejas y añoradas sensaciones, la nostalgia invadía su alma con un caudal de emociones. 

Pero viendo aquella escena, los viajeros se compadecieron del anciano y acordaron contarle la verdad. 

-Sentimos decirte esto, pero la verdad es que queda aún mucho camino hasta que lleguemos a la patria de tus antepasados. Decidimos gastarte esta broma sólo por entretenernos. Te rogamos aceptes nuestras disculpas. 

El anciano se levantó en silencio, recogió sus cosas y reemprendió el camino. 

Llegada la noche, y ante el mutismo del viejo, sus compañeros de viaje volvieron a expresarle su pesar por la broma. 

-Apreciado amigo, tu silencio nos produce hondo pesar, volvemos a pedirte perdón por nuestra conducta. 

-Mi silencio nada tiene que ver con vuestra conducta que ya he olvidado -contestó el anciano-, se debe a que no he encontrado respuesta a una pregunta que me atormenta: 

¿Cómo es posible que haya emociones verdaderas cuando éstas provienen de hechos falsos?” 

Mirar lo que no se ve....

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