EL AISLAMIENTO





EL AISLAMIENTO

Una de las características que diferencian el ser humano de las máquinas es que las máquinas no lloran y el ser humano sí. Reprimir nuestro llanto nos vuelve máquinas, llorar nos vuelve más humanos. El ego es como una muralla que construimos para defendernos, cuanto más alta y ancha es la muralla tenemos la falsa sensación de seguridad pero también estamos más aislados de la Existencia, más rígidos, más congelados. Y el ego, como en el fondo sabe que es una ilusión lucha permanentemente para fortalecerse. En el momento que aceptas tu dolor y lloras estás empezando a aceptarte, estás aceptando una parte de ti que es tu sufrimiento. Dejas de usar tu energía para mantener erguida la muralla y te permites ser tu mismo. Siempre se dijo: llorar desahoga. Llorar te libera de la opresión del aislamiento de la muralla. El agua es el disolvente universal, el agua de tus lágrimas disuelve las barreras del ego, el calor de las lágrimas disuelve el hielo del ego y te vuelves más fluido, más humano, más sensible, más conectado con tu ser y con todos los seres que te rodean. Si ésta es tu carta deja que las lágrimas broten de tus ojos, probablemente hace tiempo que necesitas hacerlo, así que no te dejes engañar por las disculpas de la mente –“no ahora no es el momento adecuado”- y llora. OSHO

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