OÍR AL CUERPO



Muchas veces me preguntan los pacientes:
¿porque tengo que hacer ejercicio diario? 
¿porque en Psicoterapia Corporal Integrativa es importante el cuerpo? 
No podemos desligar el cuerpo de nuestros sentimientos y emociones, tenemos que trabajar de la mano con nuestro cuerpo y mente, para lograr descubrir nuestra espiritualidad. 

OÍR AL CUERPO

Ser felices es natural, así nacemos. Es tan natural que si experimentamos dolor o infelicidad inmediatamente nuestro organismo reacciona y busca espontáneamente los caminos para recuperar el equilibrio. Lo mejor es que él sabe muy bien cómo hacerlo, y si aprendemos a oírlo nos indica lo que podemos hacer para ayudarnos.

Lo grave es que con nuestra manera de pensar podemos bloquear esa sabiduría innata. Nuestra tradición cultural no cree que la felicidad tenga algo que ver con el organismo, más bien, nos invita a concebirla como un tema “exclusivamente” mental y la salud física, por otro lado, es solo un asunto orgánico. No notamos que van de la mano.

Así vamos por la vida, por ejemplo con la sensación de estar optimistas o apesadumbrados, y aunque sea obvio que una u otra cosa resultan del impacto que en nuestro cuerpo tiene lo que sentimos y pensamos, optamos por resistirnos y más bien afirmar: “no tienen nada que ver”.

Todos hemos tenido la experiencia de ver llegar a la casa a uno de nuestros familiares y que con solo verlo sabemos lo que le pasa. No necesitamos preguntarle, su postura corporal nos lo cuenta, está feliz o acongojado, saludable o enfermo. Lo sabemos con solo mirarlo. A veces nos dicen: “Pero yo no he dicho ni una palabra”. No importa, para nosotros es claro.

Desde luego, es difícil percibir la manera en que los pensamientos y las emociones le comunican al cuerpo lo que ocurre en la vida emocional y mental de cada uno de nosotros. Pero lo que sí resulta asombroso, es que cuando el cuerpo lo sabe de inmediato se hace evidente en la expresión, en la postura, y entonces también lo saben nuestros familiares y nuestros amigos.

En la consulta, esta relación puede ser evidente o sutil, pero siempre termina apareciendo.

Por ejemplo, son muchas las personas que dicen: “No sé lo que me pasa… pero me siento cansado(a), no tengo alientos, no me quiero levantar, me falta fuerza… me falta energía... yo no sé, no me siento muy bien. Mi médico me dice que no tengo nada, piensa que es estrés.”
Lo que sucede es que aunque entendamos racionalmente las situaciones, si nuestro corazón no está de acuerdo, el se encargará de que lo notemos, nos lo hará saber usando el cuerpo como “medio” de comunicación.
Según nuestra capacidad para entenderlo, él hablará suave o duro. Estrés o dolor en la cabeza o la espalda, insomnio o pérdida de apetito, los síntomas pueden ser diversos, pero los explicamos diciendo que es el trabajo, la presión, o que hay demasiadas responsabilidades.
El sencillo acto de la respiración consciente y el cultivo de una disciplina de ejercicios bioenergéticos que regulen nuestra energía, pueden devolvernos el estado de felicidad con que nacimos.
Ser felices es una experiencia que todos podemos reconocer, que describimos con plenitud al decir:
“me siento bien en mi piel o sonrío con mi corazón.”

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